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A imagem mostra os vidrais da Estação das Artes

Estación Motiva Cultural: el nuevo viaje

El vínculo entre la Orquesta Sinfónica del Estado de São Paulo (Osesp) y la estación Júlio Prestes se estableció antes de la inauguración de la Sala São Paulo como su sede oficial. El 29 de noviembre de 1995, bajo la batuta del director Eleazar de Carvalho, la Osesp realizó un concierto en el recién restaurado vestíbulo de la estación, espacio que durante décadas fue un espacio de tránsito para miles de pasajeros.

Dos años más tarde, la búsqueda de una sede permanente para la Orquesta culminaría en este misma dirección, pero ahora ya no en el antiguo vestíbulo, sino en el jardín de las palmeras imperiales, un espacio ideal para la acústica sinfónica y capacidad para grandes públicos. Así nació la Sala São Paulo. La entonces denominada Estación de las Artes, ubicada en el edificio adyacente a la Sala, se incorporó al proyecto como elemento clave, garantizando el aislamiento acústico frente a los trenes que continuaban operando en la estación.

A foto mostra a Osesp tocando em um salão com um grande lustre, janelas e cortinas azuis.

Con el tiempo, cobró fuerza la idea de integrar la Estación de las Artes al Complejo Cultural Júlio Prestes de manera más orgánica, transcendiendo su función complementaria para convertirla en un centro cultural multifacético. La creación de la Fundación Osesp en 2005 eavivó este propósito. El desafío principal radicaba en adecuar el espacio mediante una infraestructura que permitiera su transformación en sala de espectáculos, preservando al máximo sus rasgos arquitectónicos y su valor histórico.

La inspiración surgiría años después, durante una gira de la Osesp por Inglaterra. Fue en 2012, en el marco del Festival Snape Proms organizado por la Fundación Britten-Pears en Aldeburgh, cuando el director ejecutivo Marcelo Lopes descubrió el sistema de gradas retráctiles. Esta solución técnica se reveló como una alternativa viable para la Estación de las Artes. Tal tecnología permitiría reconfigurar el espacio según las necesidades de cada evento, garantizando la flexibilidad funcional y la preservación patrimonial.

En 2016, surgió una propuesta aún más innovadora: la creación de una sala para 500 espectadores con estructura acústica de vidrio y acero, meticulosamente diseñada para dialogar con la arquitectura original. Pese a su impecable coherencia estética y técnica, factores políticos y económicos aplazaron su realización. Mientras tanto, la Estación de las Artes siguió albergando eventos sociales e institucionales, a la espera de su transformación definitiva.

El desafío fundamental radicaba en crear un espacio que, al igual que los trenes que una vez cruzaron sus vías, emprendiera ahora una nueva ruta. Un lugar que conservara la memoria de los pasajeros y sus viajes pero que también acogiera el nacimiento de nuevas expresiones artísticas. Perder esta conexión simbólica con las vías —y la propia ciudad— significaría renunciar a un sueño que había resistido a la prueba del tiempo.

Preservar la tradición, ampliar la vocación

A foto mostra a Estação Motiva Cultural, um grande salão com colunas beges e chão de ladrinhos rosas, com os plateia em tons de azul.

La propuesta actual, elaborada por el arquitecto Nelson Dupré —responsable del proyecto de restauración de la Sala São Paulo en los años noventa— se fundamenta en el respeto por la memoria y la identidad del espacio. Todos los nuevos elementos —escenario móvil, asientos retráctiles, camerinos, aseos, ascensores y acceso independiente—, se han incorporado de forma reversible, sin comprometer la integridad patrimonial del edificio. El proyecto propone una cuidadosa afinación: reorganizar el espacio como quien ajusta las vías para un nuevo viaje artístico.

El escenario modular —equipado con concha acústica y paneles desmontables— ofrece versatilidad para adaptarse a diversos formatos de eventos. El sistema de asientos retráctiles, con capacidad para 543 espectadores, puede replegarse en su totalidad, liberando el espacio para usos multifuncionales. Unas cortinas de diseño especializado combinan eficiencia acústica con transparencia visual, preservando la vista de los arcos históricos y enriqueciendo la estética del conjunto. En cuanto a la iluminación, las discretas barras técnicas se fusionan con la arquitectura sin alterar su esencia.

El aislamiento acústico, un desafío técnico prioritario por la proximidad de las vías férreas, se resolvió mediante vidrio laminado templado triple en todos los cerramientos: arcos y tabiques. Este sistema permite la operación simultánea de la estación y la Sala São Paulo sin interferencias acústicas. El vidrio preserva la transparencia visual entre espacios sin afectar la calidad sonora.

La remodelación también incorporó áreas de apoyo como camerinos, salas para músicos, almacenes y un montacargas exclusivo, situado en el área posterior del edificio, junto a la vía férrea. El nuevo acceso cuenta con ascensores independientes, conectando la planta baja y el sótano con el espacio principal, y con café-bar móvil para servicio durante las funciones y otros eventos.

Así, la Estación se ha convertido en un espacio dedicado a los múltiples lenguajes del arte: desde la música de cámara hasta el jazz, desde la música popular brasileña hasta el teatro y la danza, además de las actividades formativas y educativas que ya florecen en este espacio.

Ahora rebautizada como Estación Motiva Cultural, este espacio histórico emprende su viaje más
significativo: como lugar de encuentro, memoria y creación.

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